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Cómo alimentarse y alimentar a sus hijos

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martes, 6 de marzo de 2012

Las discusiones de los padres

En casa de Pablo, el pan era tabú, mientra en la familia de Adriana  uno comía cómo y cuándo quería; la madre de Miguel llevaba a los chicos todos los días a la plaza, la de Cristina sólo permitía las salidas como premio... Cada pareja llega a la paternidad con su propia infancia a cuestas, queriendo transmitir a los hijos o lo mismo que ha vivido o bien todo lo contrario.

Las opiniones de la gente son distintas
"Las diferencias de opinión de los padres, enseñan a los chicos que no existe una sola verdad inamovible, sino varias verdades."

Fuera de casa, en el jardín y en el colegio, los niños tendrán que adaptarse a la manera de ser de muchas personas diferentes. Por eso no es bueno ni realista que experimenten a los padres como si fuera un solo bloque en vez de las dos personas distintas que en realidad son. Mamá soporta el ruido mejor que papá, mientras que a mamá la saca de quicio tropezar con algún juguete olvidado en el pasillo. ¿Y qué? Cuanto antes se adapten los pequeños a estas diferencias personales, mucho mejor.

Incluso puede resultar fructífero para los chicos presenciar las discusiones de los padres. "No es bueno que coman tanto chocolate. Van a tener caries", dice el padre.

"No comen tanto -argumenta la madre-, cuando quieren algo dulce, casi siempre les doy fruta. Y, además, ellos ya saben que deben lavarse los dientes después de comer golosinas." "Bueno, si es así..."

domingo, 19 de febrero de 2012

Frases que generan conflictos domésticos

Una observación profunda nos permitiría determinar el motivo por el cual las cosas en casa funcionan mal. pero, ¿quién puede dominar tan a fondo sus propias necesidades y sentimientos como para proceder sin más trámite a cambios radicales de conducta? En realidad, jamás renunciamos del todo a la irracionalidad que nos hacía gritar cuando teníamos cinco años esta muñeca es mía, aunque la muñeca fuese un despojo y ya fuera desechada mucho tiempo atrás.

Pero analicemos estas frases que suelen ser parte de nuestra cotidianidad y muy comunes en el trato con los chicos; ésas que nos hacen creer que lo tenemos todo bajo control.

• Es necesario que aprendas a compartir.
• Vas a ver cuando venga papá.
• Con la edad vas a darte cuenta de lo malo que fuiste hoy.
• Tenes que traer eso porque fuiste el que lo llevó.
• Dije que lo trajeras ahora mismo; después de todo, ésta es mi casa y la de papá.
• No te vas a mover de tu cuarto hasta que no...

Con estas y otras frases controladoras alejamos nuestro temor a lo imprevisto o irreversible. Sí todo el mundo en casa hace la cosas que deseamos, nos parece que el peligro queda lejos. Y es así como nos negamos a tomar conciencia de que cuando todo parece completísimo se deja de crecer. Sin las pequeñas disputas domésticas, los niños crecen demasiado apegados a sus padres y se asfixian. Porque pelear es defender la identidad y separarse de la familia es doloroso, pero hay que ir preparándose para eso.

jueves, 19 de enero de 2012

Peleas domésticas

Casi todas las reyertas familiares empiezan sin que los contrincantes adviertan que se están peleando. Cada uno desea algo, alcanzar un objetivo que tiene en mente y le parece el más acertado, en tanto que la otra persona simboliza un obstáculo fastidioso. Supongamos que mamá, por ejemplo, está lavando los platos y papa repara un cable de luz; en ese preciso momento suena el teléfono. Mamá pega un grito pidiendo que papá vaya a atender, pero papá responde que no puede hacerlo porque tiene que completar con la luz del día el trabajo que está haciendo.

¿Cómo es posible que jamás pueda contar con tu ayuda cuando la necesito?, refunfuña mamá. Y este minidiálogo basta para que la pareja se vea envuelta en una discusión donde cada uno evalúa la consideración que recibe del otro y lo poco que importan sus propias necesidades. En este caso, cada uno estará insistiendo en forma encubierta para conservar el poder en sus manos; un psicólogo diría que sus frágiles egos buscan la manera de parecer invulnerables.